En el colegio, tuvimos clases de “hogar” y “educación sexual”, empezamos a tener “role models” de mujeres exitosas en la parte profesional y empezamos a recibir el mensaje de que nosotras las mujeres, podemos con todo. Sí, adivinaron, estoy casi terminando mi etapa treintañera.
Definitivamente, hemos tenido avance en el tema del empoderamiento femenino con más de nosotras independientes económicamente, con la posibilidad de elegir ser madres, estar sin pareja, ganando espacios para alzar la voz y manifestar lo que aún sigue pareciendo una brecha grande en equidad.
Sin embargo, hay un tema que sigue siendo tabú para nosotras, y es el de nuestro placer sexual. A mí ¡Me encanta tener orgasmos! ¡Amo el sexo! Me pone de buen humor, me quita dolores de cabeza, me ayuda a mantener bajos niveles de estrés, me saca buenas carcajadas, me hace sentir atractiva independientemente de mi peso, medidas, etc.
Poder decir esto para mi es muy natural, sin embargo, sé que no lo es para la mayoría de las mujeres. Tener conversaciones sobre la calidad del sexo con alguien, es algo que no está normalizado. A las mujeres nos cuesta hablar de lo que nos vuelve locas en la cama y es algo tan importante para nuestra salud, para mejorar la intimidad con la pareja y para seguir conquistando otras áreas de nuestra vida.
El no conocernos en cuanto a nuestro propio placer sexual, tiene varias consecuencias como: inseguridad a la hora de iniciar una relación sexual afectiva, el no poder decirle a nuestra pareja lo que nos gusta. Abordar los temas sexuales con nuestros hijxs únicamente desde un enfoque para evitar embarazos no deseados y ETS, pero no desde algo que debe estar al servicio de su satisfacción, felicidad, o bienestar, y a mi parecer también puede afectar la autoimagen.
Sé que todavía es un tema que da pudor, pena o vergüenza que una mujer exprese su sexualidad de forma muy honesta y libre, por miedo a proyectar una imagen de put# y por eso digo, que es la nueva revolución femenina ¡Es momento de conquistar este espacio!
