El BDSM: Bondage, Disciplina y Sadomasoquismo

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Hombre con un bozal de cuero

La sexualidad es un abanico de posibilidades. No todo se queda en darse unos besos y después hacer el metesaca en la cama. Hay muchas formas de sentir placer que se pueden combinar con el tener relaciones sexuales, por ejemplo, el uso de comida, usar disfraces, juguetes sexuales y hasta el dolor pueden hacerlo. En este último caso entra el tema del que te hablaremos hoy: el BDSM.

¿Qué es exactamente el BDSM?

El BDSM es un acrónimo creado en 1990 que engloba un grupo de prácticas y fantasías eróticas relacionadas con el juego de dominación y sumisión. Sus siglas significan:

  • Bondage. Se refiere al vínculo que se establece en relaciones de subordinación. Anteriormente se usaba para nombrar el lazo creado entre amos y esclavos. También se le relaciona a las ataduras y restricciones con fines sexuales.
  • Disciplina: Conjunto de normas y hábitos que involucran prácticas eróticas con reglas, castigos, adiestramiento y protocolos de comportamiento relacionados con la sumisión.
  • Dominación: Papel que desempeña el que toma el control para que la persona sumisa actúe de acuerdo a su voluntad y deseo.
  • Sumisión: Papel que desempeña quien se somete a la voluntad y deseo del dominante.
  • Sadismo: Prácticas eróticas en las que una persona obtiene placer causando dolor, humillación e incomodidad a otros.
  • Masoquismo: Término referido a las prácticas eróticas en que alguien siente excitación por recibir dolor, ser humillado o incomodado.

Se confunde comúnmente con el sadomasoquismo. No obstante, es importante entender que no toda actividad sexual que lo involucre es parte del BDSM, aunque las prácticas relacionadas con este siempre lo incluyan. ¿O sea cómo? A ver, tranquilo, déjanos explicártelo con manzanitas.

Por ejemplo, si a tu pareja le gusta que le des nalgadas, cachetadas o que le escupas en la cara es una práctica sadomasoquista. Sin embargo, no tiene necesariamente que ver con adoptar un rol de dominante y sumiso. El BDSM implica una relación de acuerdo en el que una persona se deja dominar por completo por otro, involucrando una serie de sensaciones y emociones.

Dominatrix pegándole a su pareja

El consentimiento en el BDSM

El mutuo acuerdo explícito es una regla de oro inquebrantable en el BDSM. Todas las personas involucradas deben estar de acuerdo con lo que se practica, de lo contrario ya estamos hablando de sadismo criminal y violaciones. Incluso, el BDSM tiene un concepto llamado Safe, Sane & Consensual, lo que en español quiere decir “Seguro, Sensato y Consensual”.

Seguro por el conocimiento necesario para su desarrollo, el material utilizado y la prevención de riesgos. Sensato por la capacidad razonable de decisión de sus participantes, separando la realidad y la fantasía. Consensuada porque siempre se debe estar de acuerdo con lo hecho. Siempre es importante dejar claro lo que cada uno quiere hacer, desea que le hagan, lo que es negociable y lo que no. 

¿Y qué pasa si alguno de los involucrados se pasa de v… la raya? Hay algo llamado palabra de seguridad, la cual es un sistema de comunicación que permite a la persona dominada establecer con claridad los límites de la práctica. De esta manera, el dominante se detendrá si hay algo mal. ¿Y por qué no simplemente decir no? Porque hay juegos dentro del BDSM en que decir “no” es parte del acto sexual, aunque en realidad ellos griten por dentro “sí, sigue, hazlo”.

Prácticas comunes en el BDSM

Al implicar un juego de sumisión y dominación, hay un mundo enorme de prácticas que se relacionan al BDSM. El dominante suele decir de una manera imperativa lo que el sumiso debe hacer. Le dice cosas como “abre la boca”, “di que te gusta”, “di que eres mi perra”, “nunca dije que hablaras”, etc. El otro acata las órdenes y obedece sin ningún problema.

Junto con esto, el dominante amarrar y amordazar al sumiso, incluso le puede tapar los ojos y la boca. Después, prosigue a darle azotes con un látigo, un cinturón mojado o algo que le cause dolor. En algunas ocasiones, también hay cachetadas, nalgadas, lesiones y golpes involucrados. Hasta se pueden derretir velas especiales para ello en el sometido.

También existen accesorios que puedes utilizar como arneses, correas, collares de piel, pinzas para los pezones, cockrings y muchos otros juguetes sexuales. Incluso, si el sumiso tiene alguna perforación en partes íntimas, el dominante puede atarlo o jalarlo de ahí (siempre y cuando ambos estén de acuerdo).

La cultura y la ropa del BDSM

Si bien el BDSM es una práctica sexual en la cama, no se queda ahí, puesto que se ha generado una cultura enorme alrededor de ello. Hay espacios que han creado los practicantes de esto para que las prácticas sean seguras y placenteras. Incluso, estas personas suelen unirse en reuniones, bares o fiestas para compartir experiencias o practicarlas con otros.

La ropa usada dentro del BDSM tiene una carga simbólica que forma parte de los juegos y escenarios que se dan entre sus participantes. Por lo general, se usan materiales como el cuero, el látex y el vinilo. También se agregan suspensorios, máscaras, cadenas y cuerdas. El collar que usa el sumiso, incluso suele confirmar el acuerdo que se tiene con el dominante.

La mujer dominante se denomina dominatriz, la cual se viste con corsés, tacones altos, medias de rejillas y usa un maquillaje muy cargado. Los hombres llevan pantalones de cuero, arneses para el pecho, botas duras y chamarras de piel. Incluso, existe una escena en la cultura gay que utiliza estos rasgos para llevarlos al extremo de la masculinidad: los leatherman. Claro, también hay quienes mezclan feminidad y masculinidad, no quiere decir que todo sea de una sola manera.

Mujer dominando a hombre

Cada quien es libre de experimentar su sexualidad como quiera

Las personas que practican el BDSM no tienen una desviación, ni están traumadas ni necesitan terapia (bueno, tal vez por problemas personales como todos, pero no por sus gustos). Es una práctica sana mientras haya acuerdos que se respeten y se busque cuidar la integridad de los participantes. Por fortuna, ahora ya tiene más aceptación y puede hablarse de forma más abierta.

Hasta ha tenido representaciones en la cultura pop. Por ejemplo, la saga de películas 50 sombras de Grey retrata una relación de sumisión y dominación; en la serie Pose, el personaje Elektra trabaja como sexoservidora en un club BDSM, en el cual cumple las fantasías de muchos hombres que buscan ser sometidos, pero ella también deja claro que lo disfruta. 

¿Pero qué no es apología al abuso? No, quienes practican el BDSM deben buscar que siempre haya un consentimiento previo. El abuso sexual se caracteriza porque no hay o no puede existir un “sí” de por medio. Por ello, incluso puede para algunos ser empoderante. No todo el sexo tiene que ser algo tierno y suave, también puede ser intenso e incluir agresividad mientras todos estén de acuerdo.

¿Qué piensas del BDSM? ¿Lo has practicado? ¿Te llama la atención? Déjanos tus comentarios.

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