¿Temes manchar a tu pareja durante el sexo anal?

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El sexo anal es algo que muchos se atreven a probar con mayor frecuencia, no solo los parejas de hombres o cuando hay una persona con pene involucrada. El recto es una zona con muchas terminaciones nerviosas que con la correcta estimulación pueden lograr una excitación única y agradable (es un mito eso de que necesariamente todo es dolor cuando se trata de esa zona).

Aunque efectivamente es una experiencia llena de placer, tiene sus precauciones y sus respectivos accidentes. Sí, es obvio que algo no deseado puede pasar ahí, ya que es una zona por la cual sale todo lo que se guarda en nuestro intestino. En algunas ocasiones se llegan a expulsar gases, debido a la fricción o a la digestión. En otras, puede ser algo más que eso; sí, efectivamente nos referimos a heces.

¿Por qué sucede esto?

“Manchar el palo”, “capear el chile” o “embarrar” son eufemismos (es decir, maneras atenuadas de nombrar algo) para la acción de defecar en el pene durante el sexo anal. Sí, es algo que puede pasar sin lugar a dudas y es más común de lo que tal vez piensas. La respuesta al porqué sucede esto es muy sencilla: Tu aparato digestivo sigue funcionando aun si estás haciendo el sin respeto.

El excremento es el resultado de un proceso digestivo llevado a cabo exitosamente por nuestro organismo. Tras ser ingeridos los alimentos y digerirse por el estómago, después son absorbidos por los intestinos hasta ser expulsados por el Anastacio. Dependiendo de nuestra salud intestinal y de lo que comimos, también es cómo salen nuestras heces o qué tan aguadas sean.

Por lo general, no siempre está el excremento en el colón ni en el recto a punto de salir. Esto solo sucede si es momento de evacuar o si tenemos un padecimiento gastrointestinal. También hay ocasiones en las que por la fricción y el movimiento en el ano, hay un reflejo que nos provoca echar el topo y dejar el miembro como esos plátanos bañados con chocolate.

¿Cómo puedo evitarlo?

Aunque, como ya hemos dicho, es algo completamente normal y a todos les ha pasado, sí hay formas de evitar que esta desagradable experiencia ocurra. Para empezar es de gran importancia tener una buena higiene ahí. Limpiar bien esa zona tras hacer del dos y lavarse con agua y jabón durante la ducha es suficiente para que estos accidentes no sean tan frecuentes.

Algunas veces puedes recurrir a practicarte un enema o una ducha anal. Sobre todo si vas a practicar algo más extremo como el fisting, en el que puede haber sorpresas de chocolate si metes la mano antes de limpiar a profundidad. Es muy importante no abusar de este recurso, puesto que se puede desgarrar la mucosa anal, provocando irritación, dolores o hasta infecciones.

La forma más efectiva de que esto no suceda es tener una excelente salud intestinal y no comer algo muy pesado antes de tener coito anal. O sea, si vas a los tacos o a las hamburguesas, no es lo ideal que te den por Detroit tras acabada la cena. De lo contrario, saldrá una sorpresa de la cajita feliz que va a matar la pasión del momento.

A todos les ha pasado

Aceptemos la realidad, absolutamente todos cagamos. No hay persona en el mundo que no lo haga, ni la mujer más sexy del mundo ni el hombre más guapo. Si no lo hiciéramos, nuestro cuerpo estaría lleno de toxinas tras la digestión. Es verdad que a los hombres se les ha permitido hablar más abiertamente sobre lo asqueroso, pero las mujeres también son humanas y tienen desechos.

Entonces es muy común que durante el sexo anal se embarre aunque sea un poco el miembro o que por lo menos quede con un olor fétido. Por eso es muy importante usar un preservativo al hacerlo (claro y para evitar las ETS también, no solo existe el embarazo) y lavarse el miembro cuando ya termine la pasión por si se va a cambiar a la vagina o boca.

Y, por último y muy importante, debemos quitar ese estigma de por medio. Si bien no tiene por qué encantarnos, evitemos humillar al otro si esto sucede, ya que es algo normal. Asimismo, la persona que va a ser penetrada analmente debe tener higiene, más si sabe que esto va a suceder. En toda relación sexual debe haber consideración para ambas partes.

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