La cirugía de reasignación de sexo aún es un tema tabú en nuestra sociedad, que cuasa mucho morbo entre las personas cisexuales. Existen incluso términos peyorativos como la jarocha o la marciana para referirse a ella, en lugar de nombrar el procedimiento tal cual es y normalizar en nuestro vocabulario. Además, se tienen demasiadas ideas erróneas sobre esta cirugía, entre ellas, el pensar que solo las mujeres trans acceden a ella. En el caso de los hombres trans, existen diversos procedimientos, entre los que destaca el que es nuestro tema de hoy: la faloplastia.
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¿En qué consiste la faloplastia en los hombres trans?
La faloplastia es la técnica quirúrgica que implica la reconstrucción o alargamiento de un pene. Para hacerlo, se utilizan tejidos de otras partes del cuerpo, sobre todo piel y grasa de los antebrazos, así como tejido de abdomen. En ella se alarga la uretra, se utiliza un injerto de nervios y vasos sanguíneos, así como se esculpe la cabeza y tronco del pene. Siempre se acompaña de una escrotoplastia, la cual implica, unas prótesis testiculares, junto con la creación de un escroto a raíz de los labios vaginales (extirpados en una vaginectomía) y otros tejidos grasos del cuerpo.
Mitos y verdades:
Ahora que ya sabes qué es la faloplastia y cómo se realiza, te hablaremos de los mitos más comunes al respecto y la realidad que los desmiente.
Mito 1: Todos los hombres trans desean hacérsela
Realidad: La mayoría prescinde de ella
El proceso de masculinización o reafirmación de género de los hombres trans no siempre incluye una faloplastia. Por lo general, siempre se pasa por una mastectomía (extirpación de los senos), colocación de implantes de pectorales, un tratamiento hormonal y la liposucción de las zonas de grasa de la mujer, como son los glúteos y las caderas. Solo en algunos casos se opta por una histerectomía (extirpación de los ovarios y el útero) y como alternativa final se hace la faloplastia. Algunos incluso mejor optan por el alargamiento del clítoris o metidioplastia.
Mito 2: No hay satisfacción sexual con la faloplastia
Realidad: Sí, se tiene sensibilidad
Se dice mucho que esta cirugía solo es estética, más no tiene una funcionalidad. Sin embargo, el neopene, como se le conoce al pene generado por una faloplastia, tiene sensibilidad táctil y erógena, permitiendo sentir placer en las relaciones sexuales o la masturbación. Incluso, permite orinar parado como lo haría cualquier otro pene, sin ninguna complicación al respecto. El único pero que hay al respecto es que no hay fertilidad ni eyaculación, ya que no existen los espermatozoides.
Mito 3: Saliendo de la cirugía se puede utiliza
Realidad: Se necesita un reposo estricto
Esta cirugía en específico es un tanto complicada de hacer, la cual requiere de permanecer algunos días en el hospital y una recuperación de hasta doce semanas. En algunos casos, se necesitan diversas intervenciones posteriores para que pueda utilizarse eficazmente. Incluso, para la erección es necesario utilizar un implante peniano, tras algunos meses de la operación.
Mito 4: Solo los hombres trans con pene son felices porque se sienten más hombres
Realidad: Los hombres trans no necesitan demostrar que son más hombres
Como cualquier intervención en el proceso de masculinización o feminización, la faloplastia solo se hace por comodidad y necesidad del interesado. Es verdad que los estigmas sociales pueden impactar en esta decisión, pero eso para nada determina que los hombres trans se sientan más o menos hombres. Cabe destacar que existen aquellos que hablan de su vulva sin ningún problema, disfrutan del sexo como siempre o ni siquiera deciden extirparse los senos.
¿Sabías que los hombres trans también pueden tener una cirugía de reasignación? ¿Conocías estos mitos? Cuéntanos en la caja de comentarios.
Fuentes:
IM Gender Clinic
Mayo Clinic